Estar blanco es signo de alto estatus social, de riqueza y prestigio. Recuerden cómo las mujeres de la antigüedad hacían todo lo posible por mantener la piel lo más blanco posible, utilizando en ocasiones productos muy tóxicos como cremas a base de plomo y pequeñas dosis de arsénico para conseguir la tan anhelada palidez.
La Reina Isabel I de Inglaterra, según cuentan, se pintaba pequeñas venas azules en la cara para que su piel pareciera traslúcida.
Recuerden: estar moreno es una vulgaridad.
Anda que tú ;)
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