Nos ha tocado vivir en una época en la que la idea de futuro se vuelve gris y desesperante. No es ser pesimista, si no, más bien, realista (y pensar lo contrario sería surrealista).
No nos queda otra que abrocharnos el abrigo y aguantar el temporal.
Yo sigo pensando que vendrán tiempos mejores...
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